Mi novio lleva la anormalidad hacia nuevos límites.

- Soy la persona más inteligente de este mundo. Tengo la respuesta a todas tus preguntas, la solución de todos tus problemas.

- Y a demás de lista, modesta ¿no?

- Oh ¿como puedes decir eso? - se le daba tan bien fingir que estaba molesta que él no supo verdaderamente si su comentario la había herido. Ella estalló, como de costumbre, en una carcajada, llenando todo su mundo de luces y colores. Contagiandolo a él sin que se diera cuenta, colando sigilosamente por la puerta de atrás una sonrisa tímida.

Ella le cogió la mano y lo atrajo hacia ella, entrelazando sus dedos, observándolos, como si de un micro mundo se tratase, como si fueran la cosa más fantástica del mundo. Algo maravilloso, sin comparación. Como siempre adivinó lo que él pensaba y levanto la vista hacia su cara, sonriendo.

- Soy científica, estaba estudiándolos. Pero por el bien de la humanidad, no te creas. Calculaba la cantidad de microbios que puede haber entre tus uñas ¿uno, dos millones por milímetro cuadrado?...¿hace cuanto que no te las cortas? - apenas pudo terminar la última frase porque él ya la había atacado, con sus delgados dedos intentando llegar hasta su vientre, donde ella tenía más cosquillas. Y se retorcía de un lado a otro, en un extraño baile que ambos conocían bien.

- Bueno lagartijilla escurridiza, explícame lo de tu recién adquirida superioridad mental, anda que me has dejado con la duda.

Balanceándose sobre sus talones intento poner cara de interesante y le salió algo parecido con aires de felicidad que salían por cada un de sus poros.

- Ya verás, pregúntame algo, lo que sea.

- ¿Algo dificl?

- For example.

- ¿Cual es la masa de un metro cúbico de aire?

- Te quiero, otra.

- ¿Cuál el animal más venenoso del mundo?

- Te quiero.

- ¿De que color es el cielo?

- Te quiero.

- ¿Como te llamas?

- Te quiero.

- ¿No sabes decir otra cosa?

- Te quiero

- Ala, ya está. Me has convencido, eres la persona más lista del universo conocido y por descubrir ¿contenta?

- Te quiero.

- Esto tiene pintas de ser una tarde muy larga...

- Te quiero.

- Calla Julia anda.

- Te quiero Diego - dijo ella sonriente.

- Eres lo peor en serio - él también sonreía.

- Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero...!TE QUIERO¡

Rieron a carcajadas, durante mucho rato. Tanto que perdieron la noción de tiempo y cuando se quisieron dar cuenta las estrellas ya habían salido a saludarlos. Pero ellos no les contestaron, estaban demasiado ocupados queriéndose.

Martt.