No sé si las cosas empezaron a nublarse o a despejarse, pero el caso es que empezó a mirarlo todo de otra manera. En realidad se le torció todo.
Lo blanco se tornó negro, la luz en oscuridad, lo bueno en malo. Empezó a buscarle un doble sentido a todo. Cada sonrisa de sus amigas tenía que esconder algo, la criticaban pensaba ella. No la aguantaban, pensaban que era idiota, que no la querían, que ya no les importaba en absoluto. Dejó de hablarles “¿para qué?” se preguntaba, “si digo algo ellas pensaran que soy estúpida, que no digo más que gilipoyeces”. Lo mismo le ocurrió con su novio, pensó que solo seguía con ella por pena, pura rutina supuso. Se aferró firmemente a la absurda idea de que algo se les había muerto, ya no la amaba.
Y se repetía todo esto a todas horas: antes de dormir, durante la comida y sobretodo cada vez que se obligaba a si misma a sonreír. Llegó a olvidar el sonido de su propia risa y fue sustituido por el ruido sordo de su sollozo contra la almohada, noche tras noche. “Estoy sola” pensaba, “nadie me quiere, nadie me entiende”, durante cada minuto, cada segundo. “Mi vida es una mierda” sentenció y nadie pudo llevarle la contraria, porque ese pensamiento no llegó a salir de su cabeza.
Nunca jamás.
FELIZ VERANO!
espero hacer más entradas a partir de ahora y he de admitir que echaba de menos escribir.
Lo echaba mucho de menos:)
MARTT.
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